En la informática tradicional, un coprocesador es un procesador secundario encargado de ejecutar tareas especializadas en colaboración con la unidad central de procesamiento (CPU). Originalmente, los coprocesadores se introdujeron para gestionar funciones como el cálculo de coma flotante o el renderizado gráfico, permitiendo que la CPU se dedicara a operaciones generales. Esta división arquitectónica disminuía la carga de trabajo del procesador principal y optimizaba la ejecución de tareas que requerían un uso intensivo de recursos.
Esta misma lógica se ha incorporado a los entornos blockchain, donde el cálculo en cadena resulta intrínsecamente costoso y está restringido por factores como los límites de gas o el tamaño de bloque. La capa de ejecución principal de una blockchain actúa como la CPU: procesa transacciones, actualiza el estado y aplica las reglas de consenso. En este contexto, un coprocesador realiza fuera de la cadena los cálculos complejos y, a continuación, genera una prueba verificable del resultado que la cadena principal puede validar. Este modelo mantiene la seguridad de la red y, al mismo tiempo, multiplica la capacidad de procesamiento del sistema.
Las pruebas de conocimiento cero (ZKP) son técnicas criptográficas que permiten a una parte —el demostrador— convencer a otra —el verificador— de que una afirmación es cierta sin revelar ningún dato adicional aparte de la veracidad de dicha afirmación. Tres propiedades esenciales definen una prueba de conocimiento cero: completitud, solidez y confidencialidad. La completitud asegura que, si la afirmación es verdadera, un demostrador honesto siempre puede convencer al verificador. La solidez significa que, si la afirmación es falsa, ningún demostrador puede engañar al verificador salvo con una probabilidad insignificante. La confidencialidad implica que el verificador no descubre nada sobre la información subyacente, más allá de su validez.
Actualmente, existen diversas implementaciones ampliamente empleadas de pruebas de conocimiento cero, como las zk‑SNARKs (argumentos sucintos no interactivos de conocimiento) y las zk‑STARKs (argumentos transparentes escalables de conocimiento). Los SNARKs ofrecen pruebas compactas y verificaciones rápidas, aunque suelen requerir una fase de configuración de confianza inicial. Los STARKs eliminan esa fase y ofrecen seguridad post-cuántica, si bien sus pruebas suelen ser mayores. Ambas tecnologías han sido cruciales para escalar las blockchains y permitir aplicaciones que protegen la privacidad.
Un coprocesador de conocimiento cero integra el concepto de coprocesamiento con las pruebas de conocimiento cero para crear un motor de cálculo externo a la blockchain que produce resultados verificables ante la red. En vez de ejecutar toda la lógica on-chain, lo que resulta muy costoso, el sistema deriva las operaciones complejas al coprocesador. Una vez finalizado el cálculo, el coprocesador genera una prueba criptográfica que acredita la validez del resultado. Esta prueba es verificada por la blockchain sin necesidad de repetir el cálculo completo.
Este modelo permite que las blockchains realicen tareas intensivas en computación o grandes volúmenes de datos —como análisis de datos avanzados, aprendizaje automático confidencial o verificación entre cadenas— sin renunciar a la seguridad ni a la descentralización. En definitiva, los coprocesadores ZK expanden las capacidades de las redes blockchain manteniendo las garantías de confianza que las hacen seguras.
El desarrollo de aplicaciones descentralizadas cada vez más complejas ha dejado en evidencia los límites de las arquitecturas blockchain tradicionales. Los contratos inteligentes en redes de capa 1 como Ethereum están restringidos por costes de gas elevados y bajo rendimiento, lo que hace inviable ejecutar cálculos avanzados. Incluso los rollups de capa 2, aunque mejoran la escalabilidad, se centran principalmente en agrupar transacciones y no resuelven el reto de procesar lógica intensiva en recursos.
Los coprocesadores ZK solucionan este reto al trasladar el cómputo fuera de la cadena, manteniendo al mismo tiempo la confianza verificable. Por ejemplo, consultar datos históricos de la blockchain o realizar transformaciones criptográficas sobre conjuntos de datos extensos puede resultar inviable si se realiza íntegramente en la cadena. Gracias a los coprocesadores, los desarrolladores pueden ejecutar estas operaciones fuera de la red principal y aportar pruebas sucintas a la cadena base, lo que reduce significativamente los costes y la latencia.
La privacidad constituye otra motivación clave. En las blockchains, el cálculo es público por defecto, exponiendo datos de entrada y estados intermedios a cualquier observador de la red. Los coprocesadores de conocimiento cero permiten ejecutar cálculos privados en los que los datos confidenciales, como identificadores personales o algoritmos propios, permanecen ocultos, a la vez que se genera una prueba de corrección. Esta capacidad es crucial en sectores regulados y en aplicaciones empresariales donde la confidencialidad es prioritaria.
Los coprocesadores ZK se sitúan en una posición estratégica dentro del paradigma modular de blockchain. A diferencia de los zk‑rollups, que emplean principalmente pruebas de conocimiento cero para comprimir transacciones y escalar la red, los coprocesadores ZK están pensados para gestionar cálculos arbitrarios fuera de la cadena que no tienen por qué estar ligados al agrupamiento de transacciones. Actúan como una capa complementaria, no como un reemplazo de los rollups u otras soluciones de escalado.
En una arquitectura habitual, la cadena base (capa 1) gestiona el consenso y la verificación mínima. Las soluciones de capa 2 amplían la ejecución para la operativa general de contratos inteligentes. El coprocesador ZK opera en paralelo a esas capas, ejecutando cálculos especializados como análisis de datos, operaciones criptográficas o lógica verificable fuera de la cadena. Las pruebas generadas por el coprocesador se pueden remitir tanto a la cadena de capa 1 como a la de capa 2, en función de las necesidades de la aplicación.
Esta arquitectura refleja una evolución hacia sistemas modulares, donde los componentes de la infraestructura blockchain se especializan en tareas determinadas y se comunican mediante pruebas. A medida que aumentan las demandas de aplicaciones que requieren interacciones verificables con datos externos o alto rendimiento computacional, los coprocesadores ZK se consolidan como habilitadores clave de sistemas descentralizados avanzados.