La Casa Blanca está orientándose hacia una estrategia de automatización ambiciosa. Según las últimas declaraciones, el renacimiento manufacturero de Estados Unidos dependerá en gran medida de la IA y la robótica combinadas con la fuerza laboral humana. El enfoque es claro: modelos de producción híbridos que combinan la eficiencia de las máquinas con el trabajo manual cuando sea necesario.

¿Por qué esto importa? Las olas de automatización suelen impulsar una mayor demanda de potencia informática, infraestructura energética y recursos del ecosistema tecnológico. A medida que las fábricas se digitalizan, la infraestructura subyacente—desde centros de datos hasta redes eléctricas—se vuelve crítica. Esta tendencia tiene efectos en cadena en múltiples sectores, señalando un cambio más amplio en la forma en que las economías estructuran su capacidad de producción.