Estos días, el rendimiento de $RVV se puede describir con una sola palabra: locura. La apertura subió directamente un 100%, parecía que iba a despegar, pero luego se desplomó un 10% en el límite inferior. Por la tarde, inexplicablemente volvió a subir, alcanzando un aumento del 30%. La oscilación total del día de negociación superó el 80%, tanto los alcistas como los bajistas quedaron completamente desorientados.

Si observas detenidamente este ritmo, no es en absoluto una fluctuación normal del mercado. Es una cosecha de emociones cuidadosamente diseñada. Primero, se impulsa el precio para que los cortos caigan en pánico y queden atrapados, luego se desploma para crear sensación de estar fuera de mercado y ansiedad, y cuando todos empiezan a comprar en alza y vender en baja, se produce una nueva ola de rebote, atrapando firmemente a quienes compraron en niveles altos. Finalmente, los que salen son siempre los grandes jugadores, dejando a los minoristas que han sido cortados.

Para quienes operan con contratos, este ritmo es especialmente mortal. El apalancamiento amplifica cada ola emocional, y los números en tu cuenta oscilan violentamente entre caídas y subidas, con el riesgo de liquidación en un abrir y cerrar de ojos. Incluso los mejores en técnica, en frente de esta moneda monstruo, difícilmente pueden salir ilesos.

En definitiva, participar en este tipo de monedas no es un problema, pero hay que controlar bien la posición — se puede probar con fondos pequeños, pero no te vuelvas loco con un par de ganancias y aumentes el apalancamiento. Si realmente vas a operar, debes definir previamente los niveles de stop loss y take profit, no esperes comerte toda la tendencia del mercado. La avaricia suele ser la factura más cara en el mercado.