El mercado últimamente está un poco loco, no solo las criptomonedas están subiendo.

La capitalización total de las acciones estadounidenses superó los 72 billones de dólares, alcanzando un máximo histórico, y los metales preciosos no se quedan atrás: el oro ha subido un 50% en medio año, la plata un 50% en un mes y el platino un 50% en una semana. Los activos tradicionales de refugio y los mercados emergentes están despegando simultáneamente, lo cual es bastante raro.

Lo más interesante es la lógica detrás de esto. Según informes, Michael Saylor, un firme defensor de Bitcoin, está impulsando que el fondo soberano de Arabia Saudita, de 3 billones de dólares, compre Bitcoin a gran escala. Esto no es un movimiento pequeño de alguna institución, sino que se trata de un capital de nivel nacional que está cambiando de estrategia. Cuando fondos soberanos, empresas cotizadas y oficinas familiares comienzan a considerar los activos criptográficos como una nueva reserva de valor, la narrativa del mercado realmente cambia.

La lucha entre acciones y oro es esencialmente una competencia por el stock existente, pero en el ámbito de las criptomonedas es diferente: todavía estamos en la fase de incremento. El número de usuarios está creciendo, el capital está entrando, y el ecosistema de aplicaciones se está expandiendo. La penetración de cero a uno acaba de comenzar, y la curva aún no ha tocado su techo.

Los fondos globales están buscando alternativas al dólar, y el mercado de criptomonedas, debido a su alta liquidez y narrativa clara, se está convirtiendo en un importante destino para esta migración de capital. Cuando el capital tradicional y los protocolos criptográficos comienzan a fusionarse, quizás el próximo ciclo ya no sea simplemente especular con monedas, sino una reestructuración más profunda de los activos.