Tras haber aguantado más de diez días, hoy aprendí una lección más. Ayer, con la intención de probar a hacer operaciones, el saldo de la cuenta se redujo en más de 200 U en un instante, en ese momento sudé mucho. Por suerte, luego logré revertir la situación a tiempo con las operaciones, si no, habría sido una pérdida total. Lo más importante fue que al retirar fondos descubrí otra cosa que me dolió — cuando compré, el precio todavía estaba por encima de 7, pero al vender, cayó a 6.8, viendo cómo se escapaba la diferencia. La experiencia de estos días me ha hecho entender que invertir en criptomonedas es como bailar en la punta de una espada, un descuido y se paga el precio. En lugar de complicarse con operaciones de alto riesgo, es mejor ser honesto y hacer operaciones que puedas mantener. A veces, controlar el riesgo vale más que perseguir ganancias.