¿Alguna vez has sentido esto: al bloquear ETH para cambiarlo por DAI, de repente te das cuenta de que algo no va bien?

Claramente solo querías hacer que tus activos sean más líquidos, ¿cómo es que ahora tienes una deuda? Cada día estás atento a la línea de liquidación, temiendo que una pequeña volatilidad te liquide la posición.

Esta lógica de diseño, desde su raíz, está equivocada.

Hasta que apareció la nueva idea de "emisión sin deuda", que realmente desveló esta estafa. En lugar de "pedir prestado", es mejor simplemente "convertir". Depositar BTC, emitir USDf—sin intereses, sin riesgo de liquidación. ¿Y qué pasa con ese valor colateral sobrante? El protocolo usa estrategias de cobertura complejas para gestionar el riesgo de las fluctuaciones del mercado. El riesgo ya no recae sobre ti, sino que lo asume el algoritmo.

En definitiva, solo estás cambiando la forma en que posees tus activos.

El modelo de préstamo tradicional te encierra como deudor, siempre atado a esa condición. El nuevo modelo te permite mantener tu posición como propietario de los activos, y esa es la diferencia clave.

Lo más interesante es el diseño del motor de ingresos. No depende de una sola estrategia—el 61% de los beneficios proviene de estrategias de opciones, el 21% de las tasas de financiamiento y staking, y el resto de diversas operaciones de arbitraje. ¿Cuál es la ventaja? Que sin importar si el mercado sube, baja o se mantiene en rango, siempre puede encontrar formas de ganar dinero.

Pero la verdadera carta secreta aún está por venir.

En la hoja de ruta de 2026, planean llevar activos reales globales—bonos del Estado, acciones, bienes raíces—a la cadena para convertirlos en liquidez. Imagina emitir stablecoins usando bonos japoneses o oro tokenizado. Esto ya no es solo DeFi en su pequeño círculo, sino una transformación de la lógica de liquidez de los activos globales.

Así que, deja de limitarte al concepto de "préstamo y crédito".

El verdadero campo de batalla de la próxima generación de DeFi será la conversión de activos sin fisuras ni deuda. Quien logre que los usuarios mantengan sus activos con tranquilidad y puedan moverlos libremente, será quien tenga la última palabra.