#美联储利率决策 Al ver las declaraciones de Goolsbee, me viene a la mente la prefiguración del ciclo de subidas de tasas de 2015. En ese entonces, la Reserva Federal también estaba lidiando con dudas, con voces hawkish y dovish entrelazadas, y el mercado oscillaba repetidamente en medio de esa incertidumbre. La situación actual es muy similar: el espectro de la inflación aún no se ha disipado por completo, y los responsables de la política están balanceándose entre cautela y optimismo.
La postura de Goolsbee es muy interesante. Se opone a una bajada de tasas en diciembre y aboga por esperar más datos, lo que en realidad refleja una cautela respecto a la historia. Cuatro años y medio consecutivos con inflación por encima del objetivo, ¿qué significa eso? Que el espacio para ajustar la política puede estar agotado. Al mismo tiempo, dice ser optimista respecto a una bajada de tasas el próximo año, pero insinúa que si los datos mejoran, se podría "reducir significativamente", lo que indica que no es un hawk de verdad, sino que simplemente está preocupado por el ritmo.
He visto muchas veces que una política de flexibilización apresurada termina costando más caro. Esta ronda de inflación post-2020, en cierto modo, proviene de una mala interpretación del ritmo de recuperación. Ahora, la Reserva Federal está dividida en un 9:3 en las votaciones, lo que muestra que la decisión está en un dilema. Seguir apretando podría dañar la economía, pero acelerar la flexibilización podría reactivar la inflación. Este punto de inflexión es crucial: determina el marco lógico para la asignación de activos en uno o dos años.
Desde ciclos pasados, cuando hay una división clara dentro del banco central, suele indicar que un cambio de política está cerca. Pero si ese cambio será hacia una mayor flexibilización o mantener tasas altas dependerá de los datos económicos de los próximos tres meses. Por eso, Goolsbee insiste en "esperar más información": está comprando tiempo, apostando a que los datos ofrecerán señales más claras.
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#美联储利率决策 Al ver las declaraciones de Goolsbee, me viene a la mente la prefiguración del ciclo de subidas de tasas de 2015. En ese entonces, la Reserva Federal también estaba lidiando con dudas, con voces hawkish y dovish entrelazadas, y el mercado oscillaba repetidamente en medio de esa incertidumbre. La situación actual es muy similar: el espectro de la inflación aún no se ha disipado por completo, y los responsables de la política están balanceándose entre cautela y optimismo.
La postura de Goolsbee es muy interesante. Se opone a una bajada de tasas en diciembre y aboga por esperar más datos, lo que en realidad refleja una cautela respecto a la historia. Cuatro años y medio consecutivos con inflación por encima del objetivo, ¿qué significa eso? Que el espacio para ajustar la política puede estar agotado. Al mismo tiempo, dice ser optimista respecto a una bajada de tasas el próximo año, pero insinúa que si los datos mejoran, se podría "reducir significativamente", lo que indica que no es un hawk de verdad, sino que simplemente está preocupado por el ritmo.
He visto muchas veces que una política de flexibilización apresurada termina costando más caro. Esta ronda de inflación post-2020, en cierto modo, proviene de una mala interpretación del ritmo de recuperación. Ahora, la Reserva Federal está dividida en un 9:3 en las votaciones, lo que muestra que la decisión está en un dilema. Seguir apretando podría dañar la economía, pero acelerar la flexibilización podría reactivar la inflación. Este punto de inflexión es crucial: determina el marco lógico para la asignación de activos en uno o dos años.
Desde ciclos pasados, cuando hay una división clara dentro del banco central, suele indicar que un cambio de política está cerca. Pero si ese cambio será hacia una mayor flexibilización o mantener tasas altas dependerá de los datos económicos de los próximos tres meses. Por eso, Goolsbee insiste en "esperar más información": está comprando tiempo, apostando a que los datos ofrecerán señales más claras.