La mentalidad y la disciplina, esa es la verdadera clave para ganar dinero.

Hace unos años, mi primo mayor estuvo diez años haciendo negocios de comercio exterior en Shenzhen. Después de la pandemia, los pedidos se cancelaron y las cuentas por cobrar se evaporaron, y estuvo todo el día muy nervioso. Un día dijo que quería entrar en el mundo de las criptomonedas para "cambiar su destino", y yo le sonreí y negué con la cabeza—eso era exactamente igual a lo que yo hacía en aquel entonces.

Cuando entré en el sector, solo tenía 23 años, y ahora han pasado diez años. El año pasado, mi cuenta superó por primera vez los ocho dígitos. Comparado con amigos que tienen fábricas o hacen comercio electrónico y que están constantemente lidiando con cadenas de suministro y contratos, mi vida es mucho más sencilla. Muchas personas me preguntan cuál es el secreto, y en realidad hay solo dos cosas: poner la mentalidad en primer lugar y la tecnología en segundo.

La lección más dura llegó muy temprano. Cuando era novato, creía en cosas como "ganancias seguras" y aposté todo en un proyecto de cadena pública que prometía ser increíblemente prometedor. En menos de tres meses, los responsables del proyecto huyeron con el dinero, y mi cuenta quedó prácticamente en ceros. Luego, al analizar los datos, me di cuenta de algo: la tasa de pérdida en el primer año para los novatos alcanza hasta el 79%, y la probabilidad de quiebra para quienes operan con todo su capital es 11 veces mayor que para los que diversifican.

En realidad, el riesgo más duro en el mundo de las criptomonedas no es la volatilidad del mercado, sino la codicia y el pánico que existen en la naturaleza humana. Cuando entendí esto por completo, fue cuando realmente logré salir a flote.

Los que sobreviven siguen un conjunto de reglas de hierro. Bitcoin siempre será el rey; cuando el mercado sube, las monedas pequeñas siguen la tendencia y también suben, pero cuando el mercado cae, esas monedas pequeñas se desploman primero; Ethereum a veces tiene movimientos independientes, pero no esperes que esas monedas pequeñas puedan resistir la presión del mercado principal. Para mantener la estabilidad, hay que seguir esta lógica.