Recientemente he visto algunos datos que realmente me han impactado. Según observaciones del sector bancario estadounidense, la situación financiera de la sociedad en Estados Unidos es más tensa de lo que se pensaba: el 67% de las personas tienen ingresos mensuales que apenas alcanzan para sobrevivir, y les queda muy poco para ahorrar. Lo más sorprendente es que una cuarta parte de los hogares no tienen ahorros en absoluto, y sus salarios se van en cuanto los reciben.

Al mismo tiempo, el número de personas sin hogar en las calles está aumentando rápidamente. En 2024, el número de personas sin hogar en todo Estados Unidos ha crecido un 18.1% en comparación con el año anterior, alcanzando el nivel más alto desde la crisis financiera de 2007. Sorprendentemente, en esta ola, la proporción de clase media en aumento, lo que significa que la clase media, que antes se consideraba relativamente estable, también está empezando a caer en la pobreza.

A nivel individual, se pueden ver casos que realmente duelen. La ex estrella infantil Taylor Chase terminó en la calle por problemas de salud mental; y también está David Cazares, programador de Silicon Valley, que tras fracasar en su emprendimiento, no puede encontrar trabajo debido a su "falta de domicilio fijo".

El mecanismo detrás de esto es aún más interesante. Los costos médicos en Estados Unidos son exorbitantes: una sola ambulancia puede cobrarte más de 5000 dólares. Cuando se acumulan deudas médicas por emergencias, la puntuación de crédito se desploma, afectando futuros préstamos, alquileres y empleos, creando un ciclo de "caída" muy difícil de escapar. Este sistema hace que la pobreza sea casi irreversible: un pequeño incidente médico puede devolver a una familia a la pobreza desde la clase media.