El sector de RWA y tokenización en el mercado de criptomonedas se ha convertido en el centro de atención de muchos últimamente. Hoy vamos a analizar las oportunidades y los riesgos de dos proyectos populares.

**ONDO—La ambición y las dificultades del líder en RWA**

Hablando de potencial de diez veces, ONDO realmente tiene sus cartas. Es el más sólido en el ámbito de la tokenización de activos tradicionales como bonos del Tesoro y acciones estadounidenses, incluso ha establecido colaboraciones con instituciones financieras de primer nivel como State Street. Desde el punto de vista de la regulación, esta es actualmente la base más sólida. Con la expectativa de que el mercado de RWA alcance los billones para 2030, si ONDO logra aprovechar esa tendencia, sumado a que ya ha recortado más de la mitad de su precio desde su pico, un aumento diez veces en un mercado alcista no suena a una locura.

Pero también hay varios problemas. Primero, cada movimiento de la Reserva Federal influye directamente en su rumbo; subir o bajar tasas no es un asunto menor y puede cambiar la atracción de todo el activo en un instante. Segundo, la competencia en el sector sigue creciendo, con rivales cada vez más agresivos, y la fuga de usuarios y fondos es inevitable. Lo más doloroso es la liberación de tokens posterior—cuando llegue ese momento, la presión de los arbitrajistas para vender puede hacer que las ganancias se reduzcan drásticamente.

**PLUME—Un experimento de tokenización de oro pequeño pero bonito**

PLUME apuesta por otra vía: la tokenización de oro, que no se superpone con lo que hace ONDO. La mercado de la tokenización de metales preciosos todavía tiene un gran espacio sin explorar, y detrás hay instituciones reguladas que custodian el oro, lo cual es bastante formal. Actualmente, su precio es barato y su capitalización pequeña, por lo que con algo de inversión puede generar movimiento y tiene potencial de explosión.

El riesgo está en la liquidez. El volumen de transacciones es muy escaso; con grandes fondos entrando, es fácil que se produzcan caídas de precio, y también difícil salir sin pérdidas, como nadar en un desierto. Además, hay muy pocos datos de transacciones reales; por muy regulado que esté el proyecto, no puede resistir una caída sin resultados tangibles. Otro problema real es que ya hay muchos inversores atrapados, y en cuanto el precio muestre alguna señal de rebote, habrá quienes vendan para cortar pérdidas, haciendo casi imposible mantener un crecimiento estable.