En el último año, la dificultad de minería de BTC ha aumentado un 36.5%. Lo interesante es que, aunque el precio de Bitcoin ha bajado, los mineros no han retirado sus operaciones a gran escala; al contrario, han aumentado su inversión. La lógica detrás de esto es clave: la oferta no ha abandonado el mercado debido a la caída de precios, sino que ha continuado operando con hardware más avanzado y con mayor capital disponible. En otras palabras, estos mineros están apostando a largo plazo. La dificultad en constante aumento indica que la industria de la minería se está autooptimizando, con participantes más eficientes y de mayor escala eliminando capacidades obsoletas. Esta señal es muy importante: refleja que la seguridad en la cadena se está fortaleciendo, y no una disminución en la demanda del mercado.