Hace tres años, yo era como la mayoría de los novatos: miraba el mercado día y noche sin parar. ¿El resultado? Un capital de 10,000 dólares que en tres meses se redujo a solo 3,000 dólares.

Pero ahora las cosas son diferentes. Con los mismos 10,000 dólares, en medio año solo he realizado 4 operaciones, y la cuenta ha crecido hasta 75,000 dólares.

No es suerte, sino lecciones aprendidas tras tres liquidaciones completas que me costaron sangre, sudor y lágrimas.

**Esos días infernales**

Admito que alguna vez fui un "adicto al trading". Abría los ojos y ya estaba mirando el mercado, antes de dormir seguía pendiente del mercado, e incluso en el baño tenía que poner el móvil en el soporte para vigilar las velas. Un movimiento de un punto me hacía estar en éxtasis durante horas, y una caída de 0.5 puntos me asustaba tanto que cortaba las pérdidas. Tontamente pensaba que cuanto más operaba, más rápido ganaba.

Pero la realidad me dio una bofetada dura.

En tres meses, perdí el 70% del capital y me quedé completamente agotado. Las ojeras eran tan profundas que mis amigos me preguntaban si había estado toda la noche en un cibercafé. Mi estado emocional estaba completamente controlado por el mercado, y mi vida era un caos.

Cuando en esa noche fatídica ETH se liquidó por una caída repentina, miré mi cuenta casi en ceros y de repente entendí una simple verdad: el mercado de criptomonedas no es un mercado de verduras, estar pegado a las operaciones todo el tiempo solo hace que pierdas todo tu capital.

**Tres reglas de supervivencia**

Esa noche me impuse tres reglas de hierro, que luego se convirtieron en la clave para dar la vuelta a la situación. Comencé a seguir solo aquellas tendencias con oportunidades estructuradas reales, y abandoné la tentación de las pequeñas fluctuaciones. Establecí límites estrictos de stop-loss y take-profit, y una vez en su lugar, los ejecutaba sin condiciones — sin involucrar emociones en las decisiones. Antes de cada operación, me preguntaba tres veces: ¿realmente vale la pena esta operación?

Con cambios tan simples, logré transformar el trading de una apuesta a una actividad disciplinada y controlada.