En los años que has pasado en el mundo de las criptomonedas, seguramente has experimentado este momento: de repente, te entra el miedo y piensas, "¿Y si surge un problema, quién se hace cargo?"

Las caídas abruptas del mercado no son lo más aterrador. Lo más aterrador es descubrir que en todo el sistema, nadie asume realmente el riesgo.

¿Cómo responden la mayoría de los proyectos DeFi a esta pregunta? O evitan el tema, o lanzan una frase como "el código es la ley". Suena muy duro, pero en realidad significa: si pasa algo, te jodes tú.

Este año, un proyecto hizo algo muy "herético" en el mundo cripto: Falcon Finance sacó directamente 10 millones de dólares, los publicó en la cadena y dijo claramente: esto no es solo un lema, es un seguro real.

Muchos lo primero que piensan es "otra estrategia de marketing". Pero si lo piensas bien, te darás cuenta de que no es así.

El fondo de seguros de Falcon no protege tus ganancias ni cubre todos los riesgos. Está haciendo algo más fundamental: trasladar el riesgo sistémico desde el usuario de vuelta al propio protocolo. En el mundo DeFi, esto casi no se ve.

Ahora, echemos un vistazo a la norma en DeFi: si un contrato inteligente explota, el usuario aguanta. Si el mecanismo de liquidación falla, el usuario aguanta. Si la liquidez se seca de repente, el usuario aguanta. Cuando llega un cisne negro, sigue siendo el usuario quien aguanta. La plataforma solo pide disculpas.

En mercado alcista, esta lógica puede funcionar. Pero en una fase de competencia por el stock, la paciencia de los usuarios se va agotando cada vez más. Por eso, cada vez hay más personas que empiezan a preguntarse quién realmente se atreve a hacer una promesa en cuanto a riesgos.