¿Podemos hablar de algo que cada vez resulta más controvertido, pero que probablemente no debería serlo?

Libertad de expresión. Es la verdadera columna vertebral de cualquier democracia real. No en teoría, sino en la práctica.

Aquí está la cuestión: no puedes construir una sociedad saludable gestionando minuciosamente lo que la gente dice, seleccionando qué opiniones pasan o actuando como portero sobre qué ideas son "aceptables" para escuchar.

Eso no es libertad. Eso es solo control curado.

Cuando filtras, decides. Cuando decides, limitas. Y una vez que empiezas a limitar lo que la gente puede pensar, ya has pasado de la democracia a otra cosa.

Es un principio que vale la pena defender, especialmente en espacios construidos sobre la promesa de descentralización y participación abierta.