Entrar en el mercado con la fe a tope, con todo tipo de buenas noticias inundando el entorno, la verdad es que en ese momento abrir la plataforma de intercambio era motivo de alegría. Pero ahora? Ya casi no tengo valor para mirar las velas.

Al hacer un repaso de por qué mantuve una posición tan concentrada, quizás pueda ayudar a amigos que también están atrapados.

Los puntos que más daban confianza eran: las múltiples llamadas y recomendaciones de aumento de posición por parte de los principales exchanges, los KOLs compartiendo frecuentemente capturas de beneficios en la comunidad, los proyectos lanzando y recomprando tokens para estabilizar el precio, y toda la narrativa apuntando hacia «el próximo BNB». La combinación de estos cuatro factores hacía que el FOMO fuera simplemente explosivo.

Pensándolo bien, fueron precisamente estas «buenas noticias» las que desencadenaron uno tras otro nuestro deseo de invertir. La influencia de los exchanges, el efecto de demostración de los KOLs, las acciones proactivas de los proyectos—cada uno parecía estar insinuando «si no entras ahora, no tendrás otra oportunidad». Sumado a esa historia de referencia lo suficientemente grandiosa, mantener una posición concentrada parecía una decisión racional.

Pero al final, el mercado nos dio una bofetada.

Probablemente ese sea el guion más común en el mundo de las criptomonedas: creer que esta vez realmente es diferente, querer comprar el próximo token que multiplicará por cien, solo para darse cuenta al final de que quien queda atrapado no es el token, sino nuestra propia avaricia y miedo.