Echa un vistazo a esas IP que nunca pasan de moda: Pokémon, Hello Kitty, Disney, Dragon Ball. Nos enseñan una lección: lo que realmente puede retener a las personas no es la tecnología en sí, sino la emoción.

Las reglas del éxito de estas IP son muy simples. No se basan en una tecnología hardcore que aplasta a la competencia, sino en una acumulación continua de emociones. La forma de expresión cambia — de animación a juegos y productos de merchandising, la forma evoluciona constantemente — pero esa conexión con los fans en realidad se está fortaleciendo, como el interés compuesto que se amplifica continuamente.

Lo mismo aplica en Web3. Por muy avanzada que sea la tecnología, sin una resonancia emocional en la comunidad, no se puede avanzar mucho. Los proyectos que duran más tiempo suelen poner la confianza en la marca a largo plazo y la lealtad de la comunidad en primer lugar.