Al principio, cuando vi Kite por primera vez, en realidad no le presté mucha atención. En el ámbito de las criptomonedas, cada año surgen nuevos proyectos Layer-1, con whitepapers que exageran sus capacidades, datos de benchmarks que parecen impresionantes, y en sus etapas iniciales realmente logran captar la atención. Pero la realidad suele ser dura: liquidez agotada, dificultades para coordinar ecosistemas, necesidades prácticas siempre difusas. Aquellas cadenas que muestran un rendimiento técnico destacado, en su mayoría, terminan siendo efímeras.
Lo que realmente me hizo detenerme a pensar no fue alguna promesa de rendimiento revolucionario, sino una hipótesis aparentemente simple pero con un significado profundo: que los principales usuarios de blockchain en el futuro podrían no ser humanos, sino agentes de IA autónomos.
Esto suena un poco lejano. Durante estos años, no han faltado discusiones sobre agentes de IA, pero la mayoría los ha considerado como una idea de ciencia ficción. Sin embargo, Kite es diferente: ve a los agentes como una necesidad real que ya está emergiendo, en lugar de un objetivo inalcanzable. Esta actitud cambia el enfoque del análisis.
La lógica tradicional del diseño de blockchain gira en torno a los usuarios humanos: cómo hacer que las transacciones sean más fáciles, los préstamos más eficientes, la gobernanza más transparente. Pero Kite piensa en otra dirección: ¿y si los sistemas de software en sí mismos pudieran realizar transacciones de forma independiente, coordinar recursos y tomar decisiones económicas simples? ¿Sigue siendo útil la infraestructura actual?
Una vez aceptado este supuesto, muchas decisiones de diseño parecen lógicas y naturales. Kite no busca superar a Ethereum en todos los aspectos, sino que concentra su atención en puntos que la mayoría de las cadenas ignoran: cómo los agentes de IA pueden transferir valor de forma segura, verificar identidades y operar dentro de límites claros de permisos, sin necesidad de aprobación humana en cada paso. En otras palabras, se preocupa por lo esencial, no por todo lo posible. Este enfoque centrado hace que Kite parezca modesto, pero sólido y efectivo.
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
13 me gusta
Recompensa
13
6
Republicar
Compartir
Comentar
0/400
ColdWalletGuardian
· hace7h
Esta es la verdadera estrategia correcta
Ver originalesResponder0
GasWaster
· hace7h
Nuevo punto de partida para la coexistencia hombre-máquina
Ver originalesResponder0
WalletManager
· hace7h
La IA también necesita un contador
Ver originalesResponder0
AirdropHustler
· hace7h
Es bastante interesante y completamente nuevo
Ver originalesResponder0
HashBard
· hace7h
El futuro de kite es muy prometedor
Ver originalesResponder0
LonelyAnchorman
· hace7h
El observador está más despierto que el participante
Al principio, cuando vi Kite por primera vez, en realidad no le presté mucha atención. En el ámbito de las criptomonedas, cada año surgen nuevos proyectos Layer-1, con whitepapers que exageran sus capacidades, datos de benchmarks que parecen impresionantes, y en sus etapas iniciales realmente logran captar la atención. Pero la realidad suele ser dura: liquidez agotada, dificultades para coordinar ecosistemas, necesidades prácticas siempre difusas. Aquellas cadenas que muestran un rendimiento técnico destacado, en su mayoría, terminan siendo efímeras.
Lo que realmente me hizo detenerme a pensar no fue alguna promesa de rendimiento revolucionario, sino una hipótesis aparentemente simple pero con un significado profundo: que los principales usuarios de blockchain en el futuro podrían no ser humanos, sino agentes de IA autónomos.
Esto suena un poco lejano. Durante estos años, no han faltado discusiones sobre agentes de IA, pero la mayoría los ha considerado como una idea de ciencia ficción. Sin embargo, Kite es diferente: ve a los agentes como una necesidad real que ya está emergiendo, en lugar de un objetivo inalcanzable. Esta actitud cambia el enfoque del análisis.
La lógica tradicional del diseño de blockchain gira en torno a los usuarios humanos: cómo hacer que las transacciones sean más fáciles, los préstamos más eficientes, la gobernanza más transparente. Pero Kite piensa en otra dirección: ¿y si los sistemas de software en sí mismos pudieran realizar transacciones de forma independiente, coordinar recursos y tomar decisiones económicas simples? ¿Sigue siendo útil la infraestructura actual?
Una vez aceptado este supuesto, muchas decisiones de diseño parecen lógicas y naturales. Kite no busca superar a Ethereum en todos los aspectos, sino que concentra su atención en puntos que la mayoría de las cadenas ignoran: cómo los agentes de IA pueden transferir valor de forma segura, verificar identidades y operar dentro de límites claros de permisos, sin necesidad de aprobación humana en cada paso. En otras palabras, se preocupa por lo esencial, no por todo lo posible. Este enfoque centrado hace que Kite parezca modesto, pero sólido y efectivo.