Honestamente, siempre he sido escéptico respecto al futuro de Ethereum. Los datos están aquí: solo 500,000 usuarios activos diarios, 8 millones de activos mensuales, ingresos mensuales de 20 millones. Suena mucho, pero en realidad, esta escala no puede convertirse en algo significativo.

¿Y cuál es el problema? Los grandes inversores ni siquiera se preocupan por esas tarifas de puente. Tienen mucho dinero, unas pocas centenas de yuanes en comisiones son una nimiedad para ellos. En cambio, los pequeños inversores y los proyectos medianos y pequeños, en los últimos años, han ido migrando a otras cadenas públicas. Arbitrum, Optimism, Solana—hay demasiadas opciones, ¿por qué seguir siendo el blanco de los abusos en Ethereum?

La posición de monopolio que alguna vez tuvo ya es historia. Prueba con Base, ese sí que es uno de los pocos puntos positivos, pero en todo el ecosistema aún está lejos de ser suficiente. DeFi, NFT, aplicaciones ecológicas, todos migran a otras cadenas, mientras Ethereum sigue aferrándose a ese precio alto sin ceder, una lógica que simplemente no tiene sentido.

Tras múltiples iteraciones tecnológicas y cambios de estrategia, el panorama del mercado ya ha cambiado. Lo que enfrentamos ahora es una situación de cerco total: el antiguo líder, hoy, debe pensar en cómo mantener su imperio.