Me entusiasma especialmente ver el fracaso de los jóvenes emprendedores, me encanta ver a jóvenes llenos de sueños que utilizan terminología especializada y observaciones inmaduras para construir un conjunto de valores y una filosofía empresarial que parecen nubes, como una especie de imitación brillante de los inversores de VC.

Solía obsesionarme con vestirme como un emprendedor, una persona con espíritu Silicon Valley, un pionero y rebelde en algún campo. Luego finalmente me di cuenta de que los verdaderos empresarios no necesitan disfrazarse; simplemente deben encontrar de dónde viene el dinero, ya sea de alta gama o de baja calidad, innovador o conservador, Schumpeter o Smith.

Presumir es cosa de actores, rockeros y poetas, los empresarios solo se preocupan por la cantidad y la fuente de las ganancias. Un negocio que gana diez millones es mejor que uno que gana un millón, y uno que gana un millón es mejor que uno que pierde un millón; si no sabes cómo obtener beneficios, la empresa cerrará. La verdad a veces es bastante simple.

Veo que las escuelas de negocios, los VC, las consultoras y los gigantes tecnológicos se esfuerzan en cultivar jóvenes talentosos en oratoria y análisis, pero los verdaderos empresarios no provienen del nido de la academia, sino de una actitud honesta y realista. Los empresarios saben qué puede hacerles dinero y qué no, y son fieles a sus ideas, sin intentar embellecer su entorno o a sí mismos. Tienen claro de dónde provienen los riesgos y tratan de evitarlos o cubrirlos; saben claramente de dónde vienen las ganancias y siempre luchan por ellas, incluso si eso significa una gran presión, miedo y amenazas.

Entrepreneur es simplemente alguien que hace las cosas con cuerpo y alma, nada más.