En la antigua Grecia, había un filósofo llamado Tales, quien fue burlado por ser pobre. No le gustó y decidió hacer algo al respecto. Utilizó la astronomía para predecir que el próximo año habría una gran cosecha de aceitunas, y luego reservó anticipadamente todos los derechos de uso de las prensas de aceite a un precio muy bajo. Riesgo a la baja: si no hay cosecha, solo perdería un pequeño depósito, lo cual podría soportar. Rendimiento al alza: si hay una gran cosecha, todos tendrían que venir a alquilarle el equipo, y él fijaría el precio. Resultado: efectivamente, hubo una gran cosecha de aceitunas, y ganó una buena suma. Lo que quería demostrar no era que "un filósofo también puede ganar dinero", sino que la forma inteligente de apostar no radica en la tasa de éxito, sino en la estructura. Este es el concepto clásico sobre las apuestas: apuestas asimétricas, donde se arriesga una pequeña pérdida segura para obtener una ganancia incierta pero potencialmente enorme.
Otro ejemplo: el matemático Pascal, al discutir la cuestión indiscutible de si "Dios existe", simplemente lo trató como una apuesta. Elegir creer: si Dios existe, obtienes un retorno infinito; si no existe, no hay pérdida. Elegir no creer: si Dios existe, el costo es infinito; si no existe, como máximo ahorras un poco de tiempo de oración. Las probabilidades son extremadamente asimétricas, por lo que desde un punto de vista puramente lógico, "creer" es más conveniente. Aquí no se discute la religión, solo se enfatiza la estructura asimétrica en sí misma. Otro ejemplo: Google permite que sus empleados ingenieros dediquen el 20% de su tiempo a proyectos de interés no relacionado con su trabajo. Riesgo a la baja: Google pierde el 20% de los costos de horas trabajadas. Beneficio a la alza: Gmail, Google News y AdSense nacieron de aquí. Ves, la apuesta no tiene que ser necesariamente dinero; el tiempo también es una ficha.
¿Pero cómo puede una persona común utilizar esta teoría en la práctica? Primera regla: desarrollo profesional, dividir la apuesta de la vida en dos partes: una parte es hacer bien el trabajo principal y asegurar el empleo. La otra parte es hacer intentos asimétricos en el tiempo libre. Por ejemplo: aprender una habilidad que podría traer nuevas oportunidades, gestionar una cuenta de redes sociales, conocer proactivamente a nuevas personas, enviar un correo sincero a un líder. El riesgo de estos intentos es muy bajo: solo se trata de perder un poco de tiempo o ser rechazado. Pero la recompensa puede ser enorme: cambiar de carrera, ganar influencia, iniciar un nuevo negocio, conocer a personas clave. Esta es la apuesta asimétrica más adecuada para las personas comunes. Segunda regla: inversión personal, muchas personas prefieren apostar su dinero en acciones, oro, productos de inversión y criptomonedas, en productos que supuestamente ofrecen un "8% de rentabilidad anual", lo que Taleb llama "la zona de peligro intermedia". La forma correcta de pensar: 80% en un lugar extremadamente seguro (depósitos en dólares), 20% en proyectos que has investigado a fondo y que tienen un alto potencial (activos criptográficos, acciones de EE. UU., proyectos empresariales, etc.). Acepta de antemano: lo peor que puede pasar con ese 20% es perderlo todo. Pero si aciertas en uno, podrías obtener retornos de decenas de veces. Esta es la idea de "usar pequeñas pérdidas fijas para buscar posibilidades ilimitadas".
Al final, ya sean esos grandes jugadores o la vida de las personas comunes, la lógica central es la misma: construir un juego en el que "puedas perder pero ganar puede cambiar tu vida". Los expertos no fantasean con poder predecir el futuro, sino que utilizan una gran cantidad de "molinos de viento" para cubrir la incertidumbre. La mayoría no girará, pero con que uno solo gire, es suficiente para que despegues. La próxima vez que te enfrentes a una elección, no dudes en hacerte dos preguntas: ¿Cuál sería el peor resultado? ¿Puedo soportarlo? ¿Cuál sería el mejor resultado? ¿Hay alguna posibilidad de que traiga sorpresas? Cuando comiences a pensar de esta manera, verás el mundo de una forma completamente diferente.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
En la antigua Grecia, había un filósofo llamado Tales, quien fue burlado por ser pobre. No le gustó y decidió hacer algo al respecto. Utilizó la astronomía para predecir que el próximo año habría una gran cosecha de aceitunas, y luego reservó anticipadamente todos los derechos de uso de las prensas de aceite a un precio muy bajo. Riesgo a la baja: si no hay cosecha, solo perdería un pequeño depósito, lo cual podría soportar. Rendimiento al alza: si hay una gran cosecha, todos tendrían que venir a alquilarle el equipo, y él fijaría el precio. Resultado: efectivamente, hubo una gran cosecha de aceitunas, y ganó una buena suma. Lo que quería demostrar no era que "un filósofo también puede ganar dinero", sino que la forma inteligente de apostar no radica en la tasa de éxito, sino en la estructura. Este es el concepto clásico sobre las apuestas: apuestas asimétricas, donde se arriesga una pequeña pérdida segura para obtener una ganancia incierta pero potencialmente enorme.
Otro ejemplo: el matemático Pascal, al discutir la cuestión indiscutible de si "Dios existe", simplemente lo trató como una apuesta. Elegir creer: si Dios existe, obtienes un retorno infinito; si no existe, no hay pérdida. Elegir no creer: si Dios existe, el costo es infinito; si no existe, como máximo ahorras un poco de tiempo de oración. Las probabilidades son extremadamente asimétricas, por lo que desde un punto de vista puramente lógico, "creer" es más conveniente. Aquí no se discute la religión, solo se enfatiza la estructura asimétrica en sí misma. Otro ejemplo: Google permite que sus empleados ingenieros dediquen el 20% de su tiempo a proyectos de interés no relacionado con su trabajo. Riesgo a la baja: Google pierde el 20% de los costos de horas trabajadas. Beneficio a la alza: Gmail, Google News y AdSense nacieron de aquí. Ves, la apuesta no tiene que ser necesariamente dinero; el tiempo también es una ficha.
¿Pero cómo puede una persona común utilizar esta teoría en la práctica? Primera regla: desarrollo profesional, dividir la apuesta de la vida en dos partes: una parte es hacer bien el trabajo principal y asegurar el empleo. La otra parte es hacer intentos asimétricos en el tiempo libre. Por ejemplo: aprender una habilidad que podría traer nuevas oportunidades, gestionar una cuenta de redes sociales, conocer proactivamente a nuevas personas, enviar un correo sincero a un líder. El riesgo de estos intentos es muy bajo: solo se trata de perder un poco de tiempo o ser rechazado. Pero la recompensa puede ser enorme: cambiar de carrera, ganar influencia, iniciar un nuevo negocio, conocer a personas clave. Esta es la apuesta asimétrica más adecuada para las personas comunes. Segunda regla: inversión personal, muchas personas prefieren apostar su dinero en acciones, oro, productos de inversión y criptomonedas, en productos que supuestamente ofrecen un "8% de rentabilidad anual", lo que Taleb llama "la zona de peligro intermedia". La forma correcta de pensar: 80% en un lugar extremadamente seguro (depósitos en dólares), 20% en proyectos que has investigado a fondo y que tienen un alto potencial (activos criptográficos, acciones de EE. UU., proyectos empresariales, etc.). Acepta de antemano: lo peor que puede pasar con ese 20% es perderlo todo. Pero si aciertas en uno, podrías obtener retornos de decenas de veces. Esta es la idea de "usar pequeñas pérdidas fijas para buscar posibilidades ilimitadas".
Al final, ya sean esos grandes jugadores o la vida de las personas comunes, la lógica central es la misma: construir un juego en el que "puedas perder pero ganar puede cambiar tu vida". Los expertos no fantasean con poder predecir el futuro, sino que utilizan una gran cantidad de "molinos de viento" para cubrir la incertidumbre. La mayoría no girará, pero con que uno solo gire, es suficiente para que despegues. La próxima vez que te enfrentes a una elección, no dudes en hacerte dos preguntas: ¿Cuál sería el peor resultado? ¿Puedo soportarlo? ¿Cuál sería el mejor resultado? ¿Hay alguna posibilidad de que traiga sorpresas? Cuando comiences a pensar de esta manera, verás el mundo de una forma completamente diferente.