Hace un año, el producto U Card de Infini estaba en pruebas internas. Un año después, hoy, esta organización ha completado un ciclo, ha pasado por altibajos, y el equipo también ha experimentado una gran renovación e iteración.

La mayor reflexión de este viaje es que el mayor desafío de una organización siempre proviene de moldear el reconocimiento y fomentar la disciplina.

La visión al momento de fundar era simple: se esperaba que, a través de las finanzas inclusivas, cada persona pudiera tener ingresos estables. Ahora, esta idea ha experimentado algunos cambios. En realidad, la gente común no necesariamente necesita productos de inversión; lo más importante es moldear la perspectiva sobre la gestión financiera.

Por el contrario, la demanda más práctica es que la gente común pueda comprar libremente los productos que desea. Al trabajar en el proceso de la tarjeta U, sentí su clamor y vi que aún hay áreas en las que el sistema financiero actual necesita mejorar.

Sobre esto, un objetivo aún más digno de ser desafiado es la construcción de un segundo sistema bancario, el cual no es desregulado y sin límites, sino que elimina las formalidades y restricciones acumuladas durante más de un siglo de historia. Y ni siquiera la mayor cantidad de cadenas de bloques públicas, ni la mayor cantidad de monedas estables, ni la mayor cantidad de productos de inversión pueden contribuir significativamente a esta visión.

El desarrollo de Fintech en quince años ha sido una gran transformación, pero sigue siendo un producto dependiente. Tether, CEX y varias cadenas públicas ya han construido un nuevo esqueleto, y lo único que queda por hacer es llenarlo de carne y sangre.