Recientemente, las bolsas estadounidenses y el mercado de criptomonedas han sufrido una caída colectiva, y la raíz del problema se remonta a Washington.

El cierre del gobierno de Estados Unidos ya lleva 47 días, igualando el récord histórico más largo. La razón es sencilla: las dos cámaras del Congreso no logran ponerse de acuerdo, y el proyecto de presupuesto simplemente no pasa. Sin fondos para la asignación, el gobierno no puede operar.

Pero la maquinaria estatal no puede detenerse. Para mantener en funcionamiento el país, el Departamento del Tesoro ha estado extrayendo dinero del mercado de manera frenética durante dos meses, absorbiendo casi 700 mil millones de dólares. Esta operación ha drenado directamente la liquidez del sistema bancario.

Los datos son aún más claros: las reservas bancarias de la Reserva Federal han caído a 2.85 billones de dólares, alcanzando su nivel más bajo desde principios de 2021. Los bancos no tienen dinero, y el mercado, por ende, se vuelve más tenso.

Cuando la liquidez se estrecha, las tasas de interés reaccionan en sentido contrario. La tasa de financiamiento garantizado a un día (SOFR) se disparó 22 puntos básicos, llegando a 4.22%, la mayor subida en el último año. Además, la tasa de interés sobre las reservas excedentes de la Fed se mantiene en 3.9%, y la diferencia entre ambas tasas se ha ampliado hasta el nivel más alto desde la crisis financiera de marzo de 2020.

Irónicamente, ¿no fue la Reserva Federal la que recientemente bajó las tasas? La intención era reducir los costos de financiamiento, pero la acción del Departamento del Tesoro ha tenido el efecto opuesto, como si se hubiera subido otra vez la tasa. Una cosa contraria a la otra, y el mercado vuelve a donde empezó. La reducción fue en vano.

Cuando el depósito de agua llega a su límite, el mercado se vuelve como un ave asustada. Con cualquier pequeño movimiento, los fondos comienzan a huir. Esto también explica por qué las bolsas estadounidenses y el mercado de criptomonedas están cayendo en picada últimamente.

Lo único que se puede hacer ahora es esperar a que Washington abra sus puertas pronto.