Las memecoins, en esencia, son un negocio basado en el flujo de atención. Cuando Elon Musk publica un tuit, Dogecoin puede subir un 30% de inmediato — este tipo de movimientos explosivos en los mercados tradicionales serían impensables. Lo más sorprendente son los influencers y streamers, varios de ellos liderando la tendencia, que logran convertir criptomonedas poco conocidas en "tendencias del día", multiplicando el volumen de tráfico varias veces. La curva de precios prácticamente despega como un cohete.
Este tipo de estrategia es una manifestación extrema de la economía de la atención, pero también conlleva riesgos evidentes: cuando la popularidad se desvanece, los inversores minoristas que compraron en la cima a menudo no ven ni siquiera la luz trasera del vehículo.
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
6 me gusta
Recompensa
6
3
Republicar
Compartir
Comentar
0/400
AmateurDAOWatcher
· hace7h
Nuevos tontos introducen una posición, los viejos tontos salen de posiciones.
Ver originalesResponder0
AirdropFreedom
· hace7h
¿Están listos todos los novatos?
Ver originalesResponder0
LostBetweenChains
· hace7h
El perro de calor sigue siendo algo que puede manejar Musk.
Las memecoins, en esencia, son un negocio basado en el flujo de atención. Cuando Elon Musk publica un tuit, Dogecoin puede subir un 30% de inmediato — este tipo de movimientos explosivos en los mercados tradicionales serían impensables. Lo más sorprendente son los influencers y streamers, varios de ellos liderando la tendencia, que logran convertir criptomonedas poco conocidas en "tendencias del día", multiplicando el volumen de tráfico varias veces. La curva de precios prácticamente despega como un cohete.
Este tipo de estrategia es una manifestación extrema de la economía de la atención, pero también conlleva riesgos evidentes: cuando la popularidad se desvanece, los inversores minoristas que compraron en la cima a menudo no ven ni siquiera la luz trasera del vehículo.