La historia de Barry Seal parece un guion de Hollywood, porque literalmente se convirtió en uno (“American Made” de Tom Cruise, 2017). Pero la versión real es mucho más oscura.
¿Quién era este tipo?
Nacido en 1939, Seal fue un piloto prodigio—obtuvo su licencia a los 16 años. Esa habilidad definiría toda su trayectoria, aunque no de la manera en que sus padres esperaban.
La red de contrabando
Seal empezó con cosas pequeñas: operaciones de tráfico de armas a finales de los años 70, supuestamente incluso apoyando la revolución de Fidel Castro. Pero lo de pequeño no le convencía. Para finales de los 70, ya estaba involucrado en operaciones del Cartel de Medellín, ganándose el apodo de “El Gordo” (The Fat Man) y transportando toneladas de cocaína valoradas en 3 a 5 mil millones de dólares estadounidenses a ciudades americanas a principios de los años 80.
Esto no era solo tráfico—era una operación industrial.
El giro de la CIA
Aquí es donde se pone interesante: en 1984, Seal cambió de bando. Comenzó a trabajar encubierto con la CIA y la DEA, fotografiando las operaciones de Pablo Escobar y proporcionando información sobre la logística del cartel. Su cooperación redujo su tiempo en prisión, pero lo convirtió en un objetivo peligroso.
No puedes delatar a un cartel y salir libre.
El final
19 de febrero de 1986. Con 46 años, Seal fue asesinado—se cree ampliamente que fue una venganza del cartel. Su vida pasó de contrabandear miles de millones a convertirse en una advertencia sobre jugar en ambos lados del juego más peligroso del mundo.
¿La ironía? Su historia se hizo más famosa después de su muerte que por todo lo que realmente logró.
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La vida doble más salvaje en la historia de la CIA: cómo un piloto traficó $5B de cocaína
La historia de Barry Seal parece un guion de Hollywood, porque literalmente se convirtió en uno (“American Made” de Tom Cruise, 2017). Pero la versión real es mucho más oscura.
¿Quién era este tipo?
Nacido en 1939, Seal fue un piloto prodigio—obtuvo su licencia a los 16 años. Esa habilidad definiría toda su trayectoria, aunque no de la manera en que sus padres esperaban.
La red de contrabando
Seal empezó con cosas pequeñas: operaciones de tráfico de armas a finales de los años 70, supuestamente incluso apoyando la revolución de Fidel Castro. Pero lo de pequeño no le convencía. Para finales de los 70, ya estaba involucrado en operaciones del Cartel de Medellín, ganándose el apodo de “El Gordo” (The Fat Man) y transportando toneladas de cocaína valoradas en 3 a 5 mil millones de dólares estadounidenses a ciudades americanas a principios de los años 80.
Esto no era solo tráfico—era una operación industrial.
El giro de la CIA
Aquí es donde se pone interesante: en 1984, Seal cambió de bando. Comenzó a trabajar encubierto con la CIA y la DEA, fotografiando las operaciones de Pablo Escobar y proporcionando información sobre la logística del cartel. Su cooperación redujo su tiempo en prisión, pero lo convirtió en un objetivo peligroso.
No puedes delatar a un cartel y salir libre.
El final
19 de febrero de 1986. Con 46 años, Seal fue asesinado—se cree ampliamente que fue una venganza del cartel. Su vida pasó de contrabandear miles de millones a convertirse en una advertencia sobre jugar en ambos lados del juego más peligroso del mundo.
¿La ironía? Su historia se hizo más famosa después de su muerte que por todo lo que realmente logró.