En la madrugada del 30 de octubre, La Reserva Federal (FED) anunció la segunda decisión de recorte de tasas de este año, reduciendo la tasa de fondos federales en 25 puntos base al rango de 3.75%-4.00%. El presidente de la Reserva Federal, Powell, transmitió dos mensajes clave en su discurso posterior:
Primero, la política de reducción de balance está a punto de finalizar. Powell ha dejado claro que "podría detenerse la reducción de balance en los próximos meses", esta medida tiene como objetivo aliviar la presión de liquidez en el sistema bancario, especialmente para abordar la falta de reservas y el aumento de las tasas de interés overnight.
En segundo lugar, las diferencias entre los formuladores de políticas se han hecho públicas. Powell reconoció que el enfriamiento del mercado laboral brinda razones para una política monetaria más laxa, pero al mismo tiempo no descartó la posibilidad de pausar las reducciones de tasas en diciembre. Esto indica que la Reserva Federal (FED) estará atenta a la evolución de la inflación y al impacto posterior de las políticas arancelarias para decidir la dirección futura de la política.
Frente a la presión política externa, especialmente las declaraciones de 'cambio de liderazgo' de Trump, Powell reafirmó firmemente la independencia de La Reserva Federal (FED), enfatizando que 'la política de la FED no está sujeta a interferencias políticas', demostrando la determinación del banco central de defender su derecho a la toma de decisiones autónomas.
El mercado reaccionó de manera relativamente positiva a la decisión de recortar tasas, los rendimientos de los bonos del gobierno de EE. UU. cayeron ligeramente y el mercado de valores subió moderadamente. Sin embargo, la incertidumbre sobre si se continuará con los recortes de tasas en diciembre persiste, y esta divergencia podría aumentar la volatilidad del mercado.
Aunque esta reducción de tasas trae beneficios a corto plazo para el mercado, a largo plazo, los riesgos de estanflación y las tensiones en la política todavía no se han disipado por completo. Los inversores y economistas continuarán prestando atención a los movimientos futuros de la Reserva Federal (FED) y al impacto potencial de los cambios en el entorno económico global en la política monetaria de Estados Unidos.
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En la madrugada del 30 de octubre, La Reserva Federal (FED) anunció la segunda decisión de recorte de tasas de este año, reduciendo la tasa de fondos federales en 25 puntos base al rango de 3.75%-4.00%. El presidente de la Reserva Federal, Powell, transmitió dos mensajes clave en su discurso posterior:
Primero, la política de reducción de balance está a punto de finalizar. Powell ha dejado claro que "podría detenerse la reducción de balance en los próximos meses", esta medida tiene como objetivo aliviar la presión de liquidez en el sistema bancario, especialmente para abordar la falta de reservas y el aumento de las tasas de interés overnight.
En segundo lugar, las diferencias entre los formuladores de políticas se han hecho públicas. Powell reconoció que el enfriamiento del mercado laboral brinda razones para una política monetaria más laxa, pero al mismo tiempo no descartó la posibilidad de pausar las reducciones de tasas en diciembre. Esto indica que la Reserva Federal (FED) estará atenta a la evolución de la inflación y al impacto posterior de las políticas arancelarias para decidir la dirección futura de la política.
Frente a la presión política externa, especialmente las declaraciones de 'cambio de liderazgo' de Trump, Powell reafirmó firmemente la independencia de La Reserva Federal (FED), enfatizando que 'la política de la FED no está sujeta a interferencias políticas', demostrando la determinación del banco central de defender su derecho a la toma de decisiones autónomas.
El mercado reaccionó de manera relativamente positiva a la decisión de recortar tasas, los rendimientos de los bonos del gobierno de EE. UU. cayeron ligeramente y el mercado de valores subió moderadamente. Sin embargo, la incertidumbre sobre si se continuará con los recortes de tasas en diciembre persiste, y esta divergencia podría aumentar la volatilidad del mercado.
Aunque esta reducción de tasas trae beneficios a corto plazo para el mercado, a largo plazo, los riesgos de estanflación y las tensiones en la política todavía no se han disipado por completo. Los inversores y economistas continuarán prestando atención a los movimientos futuros de la Reserva Federal (FED) y al impacto potencial de los cambios en el entorno económico global en la política monetaria de Estados Unidos.