Los esquemas piramidales más infames: una realidad que persiste

Un esquema piramidal es esencialmente un fraude donde te prometen ganancias extraordinarias si atraes a más incautos. He visto cómo estos sistemas destruyen vidas mientras sus creadores se enriquecen. La única manera de ganar en este juego perverso es traer nuevas víctimas, hasta que inevitablemente todo se derrumba.

Aunque ilegales en muchos países, estos engaños siguen proliferando bajo disfraces de negocios “legítimos”. Veamos algunos de los más notorios:

El origen del engaño masivo

Charles Ponzi, el verdadero pionero de esta estafa, operó en los años 20 con la promesa de rentabilidades absurdas mediante cupones postales internacionales. En realidad, simplemente pagaba a los primeros con el dinero de los recién llegados hasta que todo explotó en 1920.

Bernie Madoff elevó esta estafa a niveles estratosféricos, robando unos 65 mil millones de dólares durante más de dos décadas. Terminó con 150 años de condena tras su arresto en 2008, aunque para entonces ya había arruinado miles de vidas.

Marketing multinivel: ¿negocio o pirámide disfrazada?

Amway y Herbalife son ejemplos perfectos de empresas que caminan en la delgada línea entre lo legal y lo fraudulento. Sus distribuidores supuestamente ganan vendiendo productos, pero ¿quién conoce a alguien que realmente se haya enriquecido sin reclutar a otros? La realidad es que la mayoría apenas recupera su inversión inicial mientras unos pocos en la cima se llenan los bolsillos.

He visto personalmente cómo amigos caen en estas trampas, invirtiendo sus ahorros en productos sobrevalorados y alienando a familiares en su desesperada búsqueda de nuevos “socios”.

Otros esquemas que arruinaron vidas

Vemma colapsó en 2016 después de atraer a jóvenes con promesas de riqueza vendiendo bebidas energéticas. BurnLounge, una franquicia de gimnasios, cerró en 2012 tras ser expuesta como pirámide.

Estos esquemas siguen surgiendo bajo nuevas formas, especialmente en el mundo digital. Si alguien te promete ganancias extraordinarias simplemente por reclutar a otros, huye. No seas el último eslabón de una cadena destinada a romperse.