DeFi atraviesa una nueva etapa de estructuración, en la que las estrategias de trading institucional se transforman en activos tokenizados y composables.
El proceso arrancó con la aparición de los liquid staking tokens (LSTs), pero el lanzamiento del producto tokenizado basis trade de @ ethena_labs supuso un punto de inflexión decisivo para los productos estructurados de DeFi. Al convertir una cobertura delta-neutral en un dólar sintético, el protocolo logró que una estrategia gestionada por márgenes las 24 horas se condensara en un token accesible con un solo clic, redefiniendo las expectativas de los usuarios de DeFi.
Las soluciones de rentabilidad, antaño exclusivas de mesas de trading e instituciones, ahora forman parte del mercado general, y USDe es la stablecoin que ha alcanzado más rápido los $10 000M en TVL.

Gracias a este hito, Ethena ha evidenciado una demanda sustancial de acceso tokenizado a estrategias institucionales. Esta tendencia está transformando el mercado y desencadenando una nueva fiebre del oro de “curadores de riesgos” o asignadores de capital onchain (OCCAs), que simplifican el acceso a estrategias de rentabilidad y riesgo a través de interfaces más accesibles para los usuarios.
No existe una definición oficial en el sector para los curadores de riesgos o los OCCAs. El término abarca diversos modelos, pero todos comparten el empaquetado de estrategias generadoras de rentabilidad.
Los OCCAs suelen lanzar productos con estrategias propias, mientras que los curadores de riesgo aprovechan mercados monetarios modulares, principalmente @ MorphoLabs y @ eulerfinance, para ofrecer rentabilidad mediante bóvedas parametrizadas. Ambas categorías han pasado de menos de $2 millones en 2023 a $20 000M en TVL (un crecimiento de 10 000x).

Esto plantea una serie de preguntas clave:
El 10 de octubre, la mayor liquidación de altcoins registrada en la historia cripto se extendió por los CEX y los perp DEXs, desencadenando liquidaciones y ADL en todos los mercados.
Sin embargo, los productos tokenizados delta-neutral apenas se vieron afectados.
La mayoría de estos productos funcionan como cajas negras, con información limitada más allá de un APY destacado y un discurso comercial genérico. En el mejor de los casos, algunos OCCAs ofrecen indicios indirectos sobre la exposición a protocolos y estrategias. La telemetría a nivel de posición, los venues de cobertura, los márgenes de seguridad, el respaldo en tiempo real y las políticas de marcaje de estrés raramente se publican, y cuando se hace, suele ser de forma selectiva o con retraso.
Sin marcas verificables ni registros a nivel de plataforma, los usuarios no pueden discernir si la resiliencia se debe a un diseño sólido, a la fortuna o a una contabilidad diferida; en la mayoría de los casos, ni siquiera pueden saber si hubo pérdidas.
Identificamos cuatro puntos débiles recurrentes en los modelos existentes: control centralizado, rehypothecation, conflicto de intereses y falta de transparencia.

La mayoría de las “cajas negras” de rentabilidad empaquetada se gestionan desde EOAs o multisigs bajo control de operadores, que custodian, mueven y despliegan los fondos de los usuarios. Esta concentración acorta el trayecto entre un error operativo —como la pérdida de claves o la coacción a los firmantes— y una pérdida catastrófica. Además, reproduce el patrón de los exploits en bridges que marcaron el anterior ciclo, donde, incluso sin mala fe, un solo equipo comprometido, un enlace de phishing o un insider abusando de poderes de emergencia pueden causar daños de gran magnitud.
En algunos productos de rentabilidad, el colateral se reutiliza a lo largo de una cadena de bóvedas. Una bóveda deposita o presta frente a otra, que a su vez se integra en una tercera. Se han documentado patrones circulares de préstamo en los que los depósitos se “reciclan” a través de varias bóvedas, inflando el TVL y generando una cadena recursiva de mint-and-lend (o borrow-and-supply) que amplifica el riesgo sistémico.
Aunque todas las partes actúen de buena fe, no siempre es fácil establecer límites óptimos de suministro o préstamo, definir curvas de tipos o elegir el oráculo ideal para cada producto. Todas estas decisiones implican compromisos. Mercados sobredimensionados o sin límites pueden superar la liquidez de salida, hacer inviable la liquidación y facilitar la manipulación; mientras que límites demasiado bajos restringen la actividad saludable. Las pendientes de tipos de interés que ignoran la profundidad de la liquidez pueden dejar a los prestamistas sin salida. El problema se agrava si el curador se mide por el crecimiento, ya que sus incentivos pueden diferir de los de los depositantes.
El episodio de octubre dejó patente un problema básico: los usuarios no disponen de telemetría para saber dónde está el riesgo, cómo se marca y si el respaldo existe en todo momento. Publicar posiciones en tiempo real no siempre es prudente por el riesgo de front-running, squeezes y otras amenazas, pero un grado de transparencia sí es compatible con el negocio. La visibilidad a nivel de cartera con desgloses mínimos, en lugar de datos de cada operación, la divulgación de la composición de reservas y la cobertura agregada por activo pueden verificarse con controles independientes. Estos sistemas podrían incluir paneles y certificaciones que concilien los saldos de los custodios y las posiciones en escrow o vesting con los pasivos pendientes, proporcionando pruebas de reserva y gobernanza del acceso sin exponer datos sensibles de cada operación.
La última oleada de productos curados está alejando a DeFi de sus principios fundacionales de no custodia, verificabilidad y transparencia, y acerca el sector a un modelo de gestión más institucional.
Este cambio no es, en sí mismo, negativo. La madurez de DeFi ha abierto espacio para estrategias estructuradas, que requieren cierta discreción operativa y centralización.
Sin embargo, aceptar la complejidad no implica asumir la opacidad.

El reto es acercar el modelo a los valores de DeFi, generando un equilibrio en el que los operadores gestionen carteras sofisticadas sin renunciar a la transparencia para los usuarios.
Para lograrlo, el sector debe avanzar en varias líneas clave:
Con el compromiso en estos aspectos, los mercados curados pueden mantener las ventajas de la gestión profesional y proteger a los usuarios mediante transparencia y datos verificables.
El auge de los OCCAs y los curadores de riesgos es consecuencia directa de la fase de productos estructurados en DeFi. Cuando Ethena demostró que las estrategias propias de mesas de trading podían tokenizarse y distribuirse, era inevitable la aparición de una capa de asignadores profesionales en los mercados monetarios. Esta capa no supone un problema en sí misma. El riesgo aparece cuando la discrecionalidad operativa sustituye a la verificabilidad.
Las soluciones son claras: publicar pruebas de reserva vinculadas a los pasivos, informar sobre incentivos y partes relacionadas, limitar la rehypothecation, reducir el control unipersonal mediante una gestión moderna de claves y cambios, e integrar señales de riesgo —no solo precios— en la gestión de parámetros.
En última instancia, el éxito depende de poder responder en cualquier momento a tres preguntas esenciales:
DeFi no debe elegir entre sofisticación y principios fundamentales. Ambos pueden convivir, y la transparencia puede crecer junto con la complejidad.





