Déjame contarte una historia breve. Hace casi diez años, empecé la carrera de Medicina. Por aquel entonces, ya me planteaba qué quería hacer en el futuro. Los primeros libros que usé —los de la imagen superior— me los prestaron en la biblioteca; durante las primeras semanas, nuestro primer caso versaba sobre embriología y anatomía, y la emoción era palpable. Me preguntaba por las posibilidades que ofrece la medicina, cómo sería mi vida como médico y qué decisiones tendría que tomar tras acabar la carrera.
Una de las grandes virtudes de la medicina es la variedad que te brinda.
Puedes elegir una especialidad práctica, como la cirugía de traumatismos
Decantarte por un ámbito técnico, como el diagnóstico por imagen en radiología
Optar por el trato y la comunicación en medicina de familia o psiquiatría
O mezclarlo todo en urgencias o medicina aguda
O escoger entre decenas de especialidades, cada una con su perspectiva, sus puntos fuertes y sus pros y contras
Al principio quería ser cirujano; me atraía la idea de especializarme en Oftalmología. Pronto descubrí que la anatomía no era lo mío. Aunque se me daban bien los procedimientos manuales, no disfrutaba pasando horas en el quirófano. Luego pensé en dedicarme a Radiología, después a medicina de familia, e incluso consideré durante un tiempo la Gastroenterología. Lo cierto es que nunca me imaginé haciendo otra cosa que no fuera medicina.
Capturé un precioso atardecer al terminar un turno frenético en quirófano tras graduarme.
Jamás habría imaginado terminar trabajando en Finanzas, y mucho menos en cripto o DeFi, pero la vida da muchas vueltas. He vivido experiencias nuevas, he conocido a muchas personas y me he aficionado a otros hobbies; de alguna forma, casi una década después, aquí estoy. De hecho, cuando entré en la facultad, ni siquiera sabía lo que era el mundo cripto. Mirando atrás, impresiona ver el camino recorrido.
Hace poco, en un evento, alguien me dijo: “Qué pena que malgastaras tanto esfuerzo y dejaras la medicina”. Me lo han comentado varias veces estos años, a medida que he ido reduciendo la práctica para enfocarme en cripto. Entiendo que, a veces, ese comentario parte de la seguridad y la estabilidad, pero se equivocan. El término que lo explica es capital humano. Todo lo aprendido, vivido, cada habilidad adquirida, cada dato memorizado, forman parte de lo que eres hoy. Para mí, eso incluye desde competencias comunicativas y pensamiento crítico a memoria y la capacidad de atender tanto a un paciente agudo como crónico. ¡Eso no se pierde!
El mensaje principal que quiero transmitirte es que no caigas en la falacia del coste hundido. En medicina la veo a diario y quizá también te suene de otros ámbitos. Que lleves mucho tiempo en algo y le hayas dedicado esfuerzo no significa que debas continuar toda tu vida.
La falacia del coste hundido es esa tendencia a insistir con algo —ya sea a nivel emocional, financiero, educativo o mental— aun cuando existe una oportunidad mejor, solo porque ya has invertido tiempo o recursos. Piensa, por ejemplo, en ese altcoin en el que invertiste porque parecía que iba a ser lo próximo grande: pusiste dinero, pero conforme pasan los meses ves que no despega, el resto del mercado va mejor y el equipo se retrasa con las actualizaciones. Aun así, sigues aguantando tu posición.
¿Por qué no vendemos y pasamos página?
¿Has aguantado un bag alguna vez? Seguro que te suena lo que cuento...
La falacia del coste hundido vuelve a imponerse cuando decidimos de forma irracional, pensando solo en lo que ya hemos hecho, no en lo que deberíamos hacer. Nos preocupamos más por lo invertido y no por la alternativa —que, en muchos casos, habría sido vender ese altcoin a cambio de BTC—. Esto ocurre porque no siempre somos racionales: las emociones nos condicionan más de lo que creemos. También influye el sesgo de compromiso y la aversión a la pérdida, algo que todos en cripto y en la inversión hemos experimentado.
En mi caso, cuando @ 0xBobdbldr se puso en contacto conmigo para proponerme un proyecto totalmente distinto en DeFi, yo ya trabajaba a tiempo parcial en cripto y seguía ejerciendo la medicina. Estaba en un momento clave: ¿me lanzaba a tiempo completo? Para mí, DeFi supone una oportunidad única: llegar antes que nadie, construir algo que deje huella y, sobre todo, cambiar vidas —la tuya y la de otros— para siempre. El poder centrarme en los beneficios futuros y evitar el sesgo de compromiso fue lo que me permitió avanzar.
No pasa nada por dejar ir ciertas cosas; a veces el coste de abandonar algo puede parecer alto, pero el beneficio potencial de la alternativa puede ser mucho mayor. Como comentaba antes, esto puede aplicarse a un empleo, a un evento próximo o a una inversión.
Por eso me gusta la reflexión: si vendieras hoy tu posición y mañana tuvieras que recomprarla, ¿realmente lo harías? Creo que, en la mayoría de casos, la respuesta sería que no.