El 18 de julio de 2025, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la GENIUS Act con 308 votos a favor y 122 en contra. La CLARITY Act, que regula la estructura del mercado de criptoactivos, ha sido trasladada al Senado, mientras que otra ley en contra de las Monedas Digitales de Bancos Centrales (CBDC) obtuvo igualmente el respaldo de la Cámara.
Fuera de Estados Unidos, numerosos países adoptan políticas relativas a las stablecoins: Hong Kong implementará la Stablecoin Regulation el 1 de agosto; el banco central de Rusia ofrece servicios de custodia cripto; en Tailandia se ha puesto en marcha un sandbox para criptoactivos. Estos pasos marcan el inicio de la era regulatoria de las stablecoins y abren oficialmente la competencia geopolítica por su control.
En este contexto, la legislación sobre stablecoins se sitúa en el centro de la gobernanza financiera. El informe que sigue analiza las motivaciones regulatorias de los gobiernos, compara similitudes y divergencias entre legislaciones clave y examina el impacto de la adaptación normativa de las stablecoins sobre el orden financiero vigente. Pretende aportar claves relevantes para profesionales e inversores del sector. Se recomienda focalizar la actividad en stablecoins respaldadas por moneda fiduciaria, evitar los riesgos regulatorios vinculados a stablecoins algorítmicas y, siempre que sea posible, utilizar stablecoins reconocidas por los organismos reguladores locales.
Las criptomonedas tradicionales, con Bitcoin (BTC) como principal exponente, sufren una elevada volatilidad de precios, lo que dificulta su implantación y uso diario. Las stablecoins nacieron en 2014 como respuesta a este desafío. Una stablecoin es una criptomoneda diseñada específicamente para mantener la estabilidad de su valor.
Las stablecoins mantienen su paridad a través de distintos mecanismos vinculados a monedas fiduciarias, materias primas, otras criptomonedas o mediante sistemas de estabilización algorítmicos. Se utilizan masivamente en el sector financiero como medio para negociar activos digitales, en aplicaciones DeFi y en pagos internacionales.
Según el método utilizado para preservar su valor, se distinguen tres tipos de stablecoins:
Comparativa de los tres tipos de stablecoins:
El mecanismo de paridad específico de las stablecoins las diferencia de la fuerte volatilidad de las criptomonedas clásicas. Así, son reconocidas como “dinero digital” o “activos puente” en el ecosistema cripto. Sus principales rasgos distintivos son:
Las stablecoins tienen una amplia presencia en escenarios como DeFi, negociación cripto, comercio internacional, pagos cotidianos y cobertura por fuga de capital. De todos ellos, el comercio internacional ha motivado buena parte de los recientes esfuerzos regulatorios en EE. UU. y Hong Kong.
La utilización de stablecoins reduce de forma eficaz el riesgo inflacionario en determinados países y, en comparación con el sistema SWIFT tradicional, ofrece costes reducidos y mayor eficiencia.
En la actualidad, la capitalización de las stablecoins ronda los 260.728 millones de dólares estadounidenses, superando el valor de mercado de MasterCard y representando aproximadamente el 1% del PIB nominal de EE. UU. en 2024. Las stablecoins se han convertido en pieza esencial del sistema financiero internacional. Más de 170 millones de usuarios las utilizan (cerca del 2% de la población mundial) y su uso está generalizado en más de 80 países y regiones.
Los gobiernos intervienen de forma activa en la regulación de stablecoins. Sus motivaciones van mucho más allá de la mera prevención de riesgos financieros y afectan a intereses estratégicos como la soberanía monetaria, la seguridad financiera, los controles de capitales y la credibilidad del dinero fiduciario.
Por estas razones, jurisdicciones como EE. UU., Hong Kong o la Unión Europea han adoptado marcos regulatorios estructurados, marcando el inicio de una era más estricta de supervisión y cumplimiento en el sector de las stablecoins.
Desde 2022, tras la rápida expansión internacional de las stablecoins, numerosos países han promulgado normativas con el objetivo de reforzar su supervisión.
La Genius Act (Guiding and Establishing National Innovation for U.S. Stablecoins Act) fue aprobada por el Senado el 17 de junio de 2025, validada por la Cámara el 17 de julio (308-122) y promulgada por el presidente Trump el 18 de julio de 2025. Es el primer marco federal unificado sobre emisión de stablecoins en EE. UU. Sus principales puntos son:
Ese mismo día, la Clarity Act (Digital Asset Market Clarity Act) fue aprobada por la Cámara y remitida al Senado, con el objetivo de delimitar competencias regulatorias entre la SEC y la CFTC sobre activos digitales, plataformas de negociación, derivados y DeFi.
El Consejo Legislativo de Hong Kong aprobó la Stablecoin Ordinance el 21 de mayo de 2025, con entrada en vigor el 1 de agosto de 2025. Resumen de medidas principales:
Al margen de EE. UU. y Hong Kong, otras grandes economías están avanzando legislativamente para regular el ámbito de las stablecoins. En conjunto, se aprecia una tendencia de endurecimiento progresivo y estructuración regulatoria creciente.
La mayoría de países se centran en las stablecoins respaldadas por activos colateralizados, excluyendo de forma explícita las stablecoins algorítmicas por su mayor riesgo y limitando así su desarrollo. Cabe destacar que Hong Kong solo reconoce stablecoins con respaldo fiat, prohibiendo la emisión y circulación de stablecoins respaldadas por criptomonedas, lo que refuerza el dominio de las stablecoins fiat.
Pese a las diferencias jurisdiccionales, la mayoría de marcos convergen en principios de transparencia de reservas, control anti-blanqueo (AML), protección del inversor y estabilidad financiera. Estas normas se integran paulatinamente en las regulaciones financieras y de activos digitales nacionales.
Actualmente, más del 90% de la capitalización de stablecoins está referenciada al dólar estadounidense. Productos como USDT y USDC se han consolidado como estándar en exchanges, plataformas DeFi y pagos internacionales. Esto amplía la supremacía del dólar desde las finanzas tradicionales al entorno digital y refuerza el papel de Estados Unidos en el emergente ecosistema financiero digital a través de las stablecoins.
La Genius Act y la normativa estadounidense obligan a que las stablecoins en dólares estén respaldadas por activos de máxima calidad como bonos del Tesoro y deuda a corto plazo, fortaleciendo el vínculo entre stablecoins y activos estadounidenses. Se crea así una estructura dual “stablecoin–bonos del Tesoro”, en la que los emisores, mediante la adquisición masiva de bonos del Tesoro, generan demanda constante para la financiación pública de Estados Unidos y consolidan el dominio internacional del dólar. Este mecanismo constituye una “relación de compra implícita” entre stablecoins y activos estadounidenses, reforzando la hegemonía financiera de EE. UU. a escala global.
La circulación global de stablecoins en dólares impulsa la “dolarización on-chain” en numerosos mercados emergentes y países de alta inflación, debilitando el uso de monedas locales y erosionando la soberanía monetaria. En países como Argentina, Turquía o Rusia, USDT es el principal recurso para preservar valor y efectuar transferencias internacionales. Este fenómeno es interpretado en la literatura académica como una penetración digital estadounidense en países con menor capacidad financiera, reduciendo su margen de actuación en política monetaria.
El desarrollo regulatorio de stablecoins ancladas al euro y HKD responde al deseo de otros países de equilibrar los efectos globales del dólar digital mediante legislación y digitalización de monedas locales. La competencia monetaria digital entra así en una nueva fase, trasladando el enfrentamiento de la hegemonía tradicional a los ecosistemas on-chain.
Las stablecoins ya no son solo un instrumento de pago y liquidación: cada vez constituyen el núcleo de la nueva infraestructura internacional de pagos y liquidaciones. Frente al sistema SWIFT, ofrecen ventajas como liquidación instantánea, menor coste y descentralización. EE. UU. aspira a replicar, a través de stablecoins en dólares, el dominio de SWIFT en pagos on-chain, sometiendo liquidaciones y custodias globales a su marco regulatorio.
A su vez, plazas financieras como Hong Kong y Singapur favorecen la integración entre la infraestructura financiera local y stablecoins fiat, consolidando su posición como centros estratégicos en la digitalización financiera internacional.
En la actualidad, las stablecoins definen la formación de precios en los mercados digitales, además de actuar como medio de intercambio. USDT y USDC concentran los principales pares de negociación e imponen su estándar como referencia de liquidez y precio en el ecosistema on-chain. Fluctuaciones en su oferta inciden directamente en la aversión al riesgo y la volatilidad del mercado.
Mediante la legislación y los marcos regulatorios sobre stablecoins, EE. UU. refuerza su control sobre la formación de precios y la hegemonía de la liquidez en activos digitales, afianzando el papel central del dólar en los mercados de capital globales. Hong Kong, la Unión Europea y otros actores promueven stablecoins en moneda local para ganar poder regional en la futura competencia por el liderazgo financiero digital.
Los riesgos de las stablecoins provienen, por un lado, de los riesgos sistémicos intrínsecos a su mecanismo de paridad y, por otro, de los derivados del cumplimiento normativo internacional.
La estabilidad de una stablecoin depende en última instancia de la solidez de sus activos de respaldo. El mayor riesgo sistémico surge de la volatilidad de estos activos, que puede provocar la pérdida de paridad.
BitUSD, la primera stablecoin (2014), perdió su equivalencia 1:1 con el dólar en 2018, al estar respaldada por un activo volátil y sin garantías solventes (BitShares).
Ese mismo año, DAI de MakerDAO introdujo sobrecolateralización y liquidaciones on-chain para mitigar el riesgo, pero no resolvió el problema de fondo de la eficiencia del capital y sigue expuesta a la volatilidad del activo de respaldo. Las stablecoins fiat tampoco son inmunes a estos riesgos.
En marzo de 2023, el colapso de SVB, Signature Bank y Silvergate Bank en EE. UU. provocó la pérdida de paridad de USDC y DAI. Según Circle (USDC), 3.300 millones de dólares de sus reservas estaban en SVB, lo que generó una caída del 12% en un solo día.
DAI también fue afectada, ya que más de la mitad de sus reservas estaban referenciadas a USDC y activos asociados. La situación se estabilizó con la intervención de la Reserva Federal, que garantizó todos los depósitos. Tras este episodio, USDC trasladó su efectivo a BNY Mellon y DAI diversificó sus reservas hacia stablecoins y activos reales (RWAs).
Este efecto dominó subraya la importancia de diversificar la asignación de reservas para limitar el riesgo sistémico.
Aunque han facilitado la expansión y aceptación regulatoria de las criptomonedas, las stablecoins líderes (USDT, USDC) se apoyan en entidades centralizadas y reservas fiduciarias, apartándose de la filosofía descentralizada y resistente a la censura de la blockchain.
Analistas apuntan que las stablecoins fiat no son más que representaciones on-chain de las monedas tradicionales, reforzando la dependencia de los sistemas financieros convencionales (dólar, banca), lo que representa un “núcleo centralizado bajo apariencia descentralizada” y debilita los principios fundacionales de las criptomonedas.
Esta centralización expone a las stablecoins al riesgo de crédito del emisor y del custodio. En escenarios extremos (por presión normativa o censura), se pueden congelar o manipular, atentando contra los principios de acceso abierto e inmutabilidad de la blockchain.
Las stablecoins operan en múltiples jurisdicciones, combinando flujos financieros y de datos transfronterizos, pero los países mantienen posturas, definiciones y exigencias regulatorias muy dispares.
Las diferencias normativas generan importantes incertidumbres y riesgos legales para el uso internacional de stablecoins, abriendo la puerta al arbitraje regulatorio y dificultando la adopción y expansión global.
En el contexto de tensión geopolítica creciente, las stablecoins pueden incorporarse a los mecanismos de sanción financiera. El control normativo de las stablecoins en dólares permitiría a EE. UU. intensificar el seguimiento de flujos de capital y limitar el uso de fondos, incluso con bloqueos de activos o transacciones a países u organizaciones concretas.
Alexander Baker ha señalado que las stablecoins son una “extensión on-chain del dólar” y que, como SWIFT, podrían utilizarse como arma financiera. Para mercados emergentes, operaciones transfronterizas y proyectos DeFi, esta circunstancia implica riesgos políticos y de cumplimiento, incentivando la búsqueda global de alternativas desdolarizadas y stablecoins en monedas locales.
El auge de las stablecoins ilustra la transformación del orden monetario en la era digital. Desde su aparición, han ido ganando protagonismo en pagos, trading y reservas de valor. Gracias a su eficiencia, bajo coste y programabilidad, se han consolidado como puente esencial entre finanzas tradicionales y economía digital. Hoy son infraestructura clave del criptomercado y condicionan la evolución financiera global, lo que ha incrementado la atención de reguladores y estrategas monetarios.
Este fenómeno obedece a una pugna encubierta por la soberanía y hegemonía monetaria. El liderazgo de las stablecoins en dólares consolida la supremacía del dólar en el ámbito on-chain. Su estructura de reservas, altamente ligada al Tesoro estadounidense, convierte a las stablecoins en un instrumento de extensión de la política financiera norteamericana. Paralelamente, mercados emergentes y economías avanzadas buscan reducir esta influencia con stablecoins en moneda local, regulación y nuevos sistemas de pagos transfronterizos, favoreciendo la diversificación monetaria y la digitalización nacional. La legislación sobre stablecoins es ya decisiva en la evolución del orden financiero internacional y refleja la redistribución de intereses y poder en materia monetaria.
El futuro de las stablecoins, sin embargo, sigue rodeado de incertidumbres. En primer término, los riesgos sistémicos derivados de su mecanismo de paridad y reservas continuarán presentes, con eventuales crisis de confianza y volatilidad. En segundo lugar, la falta de un marco regulatorio global complica la coordinación jurídica y deja las stablecoins en una zona gris sujeta a riesgos de cumplimiento y política. Finalmente, la emisión centralizada y la posibilidad de instrumentalización financiera agravan la tensión con los principios de descentralización y resistencia a la censura. El gran reto es equilibrar el cumplimiento normativo y autonomía tecnológica.
En adelante, las stablecoins desempeñarán un papel crucial en la infraestructura financiera, la competencia monetaria y el sistema internacional de pagos. Su evolución definirá la integración de las finanzas descentralizadas con activos reales, la constitución de un nuevo orden financiero global y la redistribución del poder de influencia.
Referencias
Gate Research es una plataforma integral de análisis sobre blockchain y criptomonedas que ofrece contenido especializado, incluyendo análisis técnico, perspectivas de mercado, estudios sectoriales, previsiones de tendencias y análisis de políticas macroeconómicas.
Advertencia legal
Invertir en criptomonedas implica un alto riesgo. Es imprescindible que los usuarios realicen su propio análisis y comprendan la naturaleza de los activos y productos antes de tomar cualquier decisión de inversión. Gate.io no se responsabiliza de las pérdidas o daños derivados de dichas inversiones.