

Desde la llegada de Bitcoin en 2009, el sector de las criptomonedas ha experimentado una profunda transformación. Aunque Bitcoin sigue siendo el principal activo digital, las criptomonedas alternativas, conocidas como altcoins, se han consolidado como elementos clave del ecosistema blockchain. Con el paso del tiempo, la cuota de mercado de Bitcoin ha variado, mientras el número de altcoins supera ya los 10 000 activos digitales únicos. Esta guía ofrece una visión integral sobre qué son los altcoins, cómo funcionan y cuál es su relevancia en el mercado actual de criptomonedas.
El concepto "altcoin" combina las palabras "alternative" y "coin" (moneda alternativa), y engloba cualquier criptomoneda que no sea Bitcoin. Como pionero y primer sistema descentralizado de moneda digital, Bitcoin sentó las bases tecnológicas de blockchain sobre las que se han construido o evolucionado todas las criptomonedas posteriores.
La tecnología blockchain es el pilar sobre el que se sustentan todos los altcoins: una red informática descentralizada que transmite, verifica y registra transacciones en un libro mayor distribuido. Si bien los altcoins se basan en los mismos principios de blockchain que Bitcoin, cada uno introduce características, aplicaciones y avances tecnológicos propios.
La historia de los altcoins se inicia en 2011 con Namecoin (NMC), que replicaba la arquitectura de Bitcoin. Poco después aparece Litecoin (LTC), una alternativa de mayor reconocimiento que incorpora el algoritmo Scrypt para acelerar las transacciones y reducir las comisiones respecto a Bitcoin. Por estas mejoras y su adopción global, Litecoin recibe el sobrenombre de "la plata frente al oro de Bitcoin".
En 2015 se produce una transformación radical con la llegada de Ethereum y los contratos inteligentes. Los contratos inteligentes son programas autoejecutables en blockchain capaces de realizar procesos complejos sin intermediarios. Por ejemplo, en aplicaciones DeFi, los contratos inteligentes identifican automáticamente las carteras de criptomonedas de los usuarios y ejecutan operaciones sin intervención de terceros. Además, Ethereum facilitó el desarrollo de nuevas criptomonedas en su plataforma, impulsando el crecimiento acelerado del mercado de altcoins.
Los altcoins operan sobre tecnología blockchain similar a la de Bitcoin, aunque no todos emplean el mecanismo de consenso Proof-of-Work (PoW) característico de Bitcoin. En sistemas PoW, los nodos de la red compiten resolviendo complejos algoritmos para validar transacciones y recibir recompensas (minería de criptomonedas). Algunos altcoins, como Litecoin y Dogecoin, utilizan PoW, pero muchos han desarrollado mecanismos de consenso alternativos.
Proof-of-Stake (PoS) es uno de los sistemas más populares, en el que los usuarios bloquean ("hacen staking") criptomonedas en depósitos virtuales para validar transacciones y obtener recompensas. Entre los altcoins PoS más relevantes destacan Ethereum, Polkadot (DOT) y Solana (SOL). Sea cual sea el mecanismo elegido, todos los altcoins mantienen la base de la blockchain: transacciones descentralizadas entre pares.
Los altcoins se dividen en dos grandes categorías: monedas y tokens. Las monedas son criptomonedas nativas que operan en sus propios protocolos blockchain, como Litecoin, que utiliza su propia red. Los tokens, en cambio, son proyectos que se desarrollan sobre blockchains existentes; por ejemplo, el token LINK de Chainlink funciona en la blockchain de Ethereum y no en una blockchain independiente de Chainlink. Tanto monedas como tokens se consideran altcoins, ya que constituyen alternativas a Bitcoin.
Resulta difícil determinar el número exacto de altcoins en cualquier momento, debido a la naturaleza cambiante del mercado cripto. Las estimaciones actuales indican que existen más de 10 000 altcoins en el ecosistema. Traders e inversores pueden descubrir el universo altcoin mediante agregadores de precios de criptomonedas, que ofrecen información completa sobre miles de activos digitales: precios en tiempo real, volúmenes de negociación y capitalizaciones de mercado.
Otra forma de evaluar la dimensión del mercado altcoin es el indicador de "dominancia de Bitcoin". Este porcentaje refleja la capitalización de mercado de Bitcoin respecto al mercado total cripto. El cálculo consiste en dividir el valor total de mercado de Bitcoin por el agregado del mercado de criptomonedas y multiplicar por 100. Por ejemplo, si Bitcoin tiene una capitalización de 550 000 millones de dólares dentro de un mercado total de un billón, su dominancia es del 55 %, lo que indica que el 55 % del valor del mercado cripto está en Bitcoin y el 45 % restante en altcoins.
Cada altcoin tiene un perfil de riesgo propio, determinado por su equipo de desarrollo, historial, transparencia y finalidad. Aunque los altcoins consolidados y con trayectoria suelen ser menos arriesgados, el mercado cripto está plagado de proyectos fraudulentos.
Estudios históricos han demostrado que un alto porcentaje de nuevos proyectos listados como ICO en anteriores ciclos alcistas eran estafas. Esto subraya la necesidad de una investigación minuciosa: los traders deben analizar el equipo directivo, el whitepaper, la reputación comunitaria y la actividad de desarrollo de cada altcoin antes de invertir.
Además del riesgo de fraude, los altcoins suelen ser más volátiles que Bitcoin. Estudios reiterados confirman que los sistemas de pago altcoin y otras criptomonedas alternativas (excepto stablecoins) presentan fluctuaciones de precio mucho más marcadas que Bitcoin, con desviaciones estándar diarias superiores que reflejan rangos de variación más amplios.
Otros riesgos incluyen la falta de liquidez (que puede dificultar la venta rápida o al precio deseado), patrones de negociación anómalos, falta de correlación con activos consolidados y la incertidumbre regulatoria. Cambios normativos y acciones de supervisión pueden afectar de forma significativa el valor de los altcoins. Los inversores con baja tolerancia al riesgo deben valorar cuidadosamente estos factores antes de operar en el mercado altcoin.
El ecosistema altcoin abarca diversas categorías, cada una con funciones específicas en la economía digital:
Stablecoins son criptomonedas vinculadas a activos de reserva como divisas fiat o metales preciosos. Tether (USDT) y USD Coin (USDC) son stablecoins referenciadas al dólar, que cotizan cerca de un USD. Sus emisores suelen mantener reservas en efectivo o equivalentes para respaldar el valor de la criptomoneda. Sin embargo, la ausencia de supervisión gubernamental y la escasa verificación externa obligan a confiar en las afirmaciones de los emisores. A pesar de esto, su baja volatilidad las convierte en herramientas habituales para gestionar posiciones de trading.
Tokens no fungibles (NFT) son activos únicos con direcciones blockchain verificables asociadas a archivos digitales concretos (imágenes, objetos de videojuegos, videoclips, etc.). Los NFT han ganado gran notoriedad por colecciones de arte digital y aplicaciones de utilidad en múltiples industrias.
Sistemas de pago altcoin buscan facilitar transacciones reales entre pares, similares a Bitcoin pero con prestaciones mejoradas. Proyectos como Litecoin, Bitcoin Cash (BCH) y Dash (DASH) ofrecen comisiones más bajas y mayor rapidez que Bitcoin, y han ganado popularidad entre comerciantes y consumidores que buscan métodos eficientes para transacciones cripto.
Tokens de seguridad representan la propiedad fraccionada en empresas, fondos cotizados o sociedades de inversión inmobiliaria. A diferencia de otros altcoins, los emisores de tokens de seguridad deben registrarse ante organismos reguladores como la U.S. Securities and Exchange Commission y cotizar en plataformas autorizadas.
Privacy coins funcionan como los sistemas de pago altcoin, pero ocultan los detalles de las transacciones en el registro público blockchain mediante tecnologías criptográficas avanzadas. Monero (XMR) y ZCash (ZEC) son ejemplos reconocidos de esta categoría polémica.
Platform tokens son emitidos por plataformas de trading de criptomonedas para ofrecer a sus usuarios beneficios como descuentos en comisiones o características avanzadas en distintos exchanges centralizados y descentralizados.
Meme coins son criptomonedas inspiradas en memes virales. Dogecoin (DOGE) y Shiba Inu (SHIB), ambas basadas en el meme "Doge" de Shiba Inu, son ejemplos de éxito de esta categoría lúdica.
Tokens de gobernanza permiten a los usuarios votar en aplicaciones descentralizadas. Los titulares pueden bloquear sus activos en contratos inteligentes para participar en votaciones sobre cambios de protocolo. Ejemplos destacados son UNI de Uniswap, LDO de Lido Finance y Aave.
La clasificación de altcoins varía constantemente según las condiciones de mercado, los avances técnicos y el sentimiento inversor. Los traders monitorizan el rendimiento relativo mediante plataformas agregadoras que ordenan los altcoins por capitalización y volumen de negociación.
Ethereum (ETH) es el altcoin más relevante. Desarrollado por Vitalik Buterin, Ethereum es una blockchain Proof-of-Stake que habilita la creación de aplicaciones descentralizadas mediante contratos inteligentes. Desde 2015, Ethereum se ha consolidado como la segunda criptomoneda del mundo por capitalización de mercado.
Tether (USDT), lanzado en 2014, es la stablecoin USD respaldada por reservas más antigua y de mayor volumen. Su trayectoria la ha convertido en la stablecoin más negociada en varias blockchains, entre ellas Ethereum, Tron y Avalanche. Tether Limited, propiedad de iFinex con sede en Hong Kong (que también gestiona un exchange importante), es su emisor.
USD Coin (USDC) es otra stablecoin USD de gran relevancia disponible en blockchains como Ethereum, Solana y Avalanche. Emitida por Circle, USDC destaca por su transparencia mediante pruebas periódicas de reservas y auditorías externas realizadas por firmas de confianza.
Los altcoins han revolucionado el sector cripto desde el nacimiento de Bitcoin. Desde los inicios con Namecoin hasta la revolución de los contratos inteligentes de Ethereum, las criptomonedas alternativas han introducido innovaciones significativas: stablecoins para la estabilidad, NFT para la propiedad digital, protocolos DeFi para finanzas descentralizadas, soluciones de pago para transacciones eficientes y tokens de gobernanza para el desarrollo comunitario. Aunque Bitcoin sigue siendo el líder, los altcoins representan una parte considerable del valor total del mercado cripto y demuestran su peso en el ecosistema digital. No obstante, los inversores deben abordar los altcoins con cautela y realizar una investigación rigurosa sobre la legitimidad, utilidad y riesgos de cada proyecto. La diversidad de los altcoins, desde sistemas de pago hasta tokens de privacidad y criptomonedas basadas en memes, pone de manifiesto la versatilidad de la blockchain y la creatividad de la comunidad. A medida que el sector evoluciona, los altcoins probablemente tendrán un papel cada vez más influyente en el desarrollo de las finanzas descentralizadas, la propiedad digital y las aplicaciones blockchain en diferentes sectores. Conocer los fundamentos, mecanismos operativos y riesgos de los altcoins es esencial para desenvolverse con éxito en el dinámico mercado de las criptomonedas.
Altcoin significa 'alternative coins' (monedas alternativas), es decir, criptomonedas distintas de Bitcoin. El término surgió tras el lanzamiento de Bitcoin.
Sí, los altcoins son legítimos. Operan de forma transparente, disponen de medidas de seguridad avanzadas y cuentan con un historial comprobado en el mercado cripto en 2025.
En diciembre de 2025, 1 altcoin tiene un valor aproximado de 0,000169 dólares. Este precio varía según las condiciones de mercado.











